sábado, 15 de junio de 2013

Montalvo, M. (s.f.). Una investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones.

Naturaleza y causas de la riqueza de las naciones.
Montalvo, M. (s.f.). Una investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones. Barranquilla: Tecnos.

Por Vanessa Saldarriaga Soto -  Jorge Padilla Casilimas

En el texto de Manuel Montalvo se realiza una breve exposición de los principios fundamentales que plantea Smith en su obra La Riqueza de Las Naciones, el cual es considerado como la base teórica sobre la que se cimentó el capitalismo. 
A partir de lo señalado por Montalvo se entiende como la obra de Smith puede considerarse como el resultado de una fuerte influencia de Descartes y de Kant. Su proyección más allá de las concepciones básicas medievales le permitió hacer la obra en la que se sentaron las bases del capitalismo, en medio del avecinamiento de la revolución industrial.  En cierta manera, la obra de Smith, era una protesta contra el Estado y su manejo omnipotente de la sociedad.

En el texto se trata un poco sobre la vida de Adam y cómo esta estuvo enmarcada por la intención de pertenecer al clero religioso, lo cual materializó con sus estudios en teología, sin embargo, ciertas discrepancias morales y filosóficas lo llevaron a desistir de tal propósito, logrando con el tiempo iniciar su carrera como profesor universitario en Escocia. Entre otras cosas también se distinguió su desbordante pasión ante el estudio por lo astronómico.
 Quizás el hecho más importante que llevó a que Smith dejara de ser visto como un simple hombre tímido y silencioso fue la publicación de su obra la teoría de los sentimientos morales en 1759. Con esto logró hacer notorias sus ideas, por lo que un millonario heredero de un duque le empieza a suministrar una pensión para que este deje de trabajar y pueda entrar en contacto con los más ilustrados filósofos de la época como Voltaire, Hume y Quesnay; experiencias que lo ayudaron a fortalecer el discurso que por cerca de diez años perfeccionó a través de La riqueza de las naciones.  
El principio fundamental de la idea de Smith está basado en el mercado autoregulador que generara riquezas, que requiere de unidades monetarias para el intercambio y que se construye a partir de un cambio de visión de la sociedad. Este proceso de transformación de un sistema económico feudal hacia uno liberal requería de argumentos de simplicidad y de subjetividad; entendiéndose desde la sencillez y de una sociedad compuesta por un conjunto de individuos diferentes y complejos. 

No obstante, Smith no alcanzó a huir completamente de las filtraciones culturales de su época, pues aun así su obra La riqueza de las naciones contiene ideas que hoy resultan ingenuas, pero que eran características de su tiempo. 
Para entender la propuesta de Smith es importante mencionar el papel que juega la propiedad dentro de las relaciones económicas, por lo que el autor Montalvo decide explicarlo a través de La teoría de los cuatro estadios  de Puffendor, en donde la sociedad de comerciantes es la máxima etapa a la que debe llegar la humanidad y en esta es primordial el derecho a la propiedad privada para que fluyan los intercambios entre hombres. Siendo esto último para Adam la causa del progreso de la sociedad.
Anteriormente se había hablado del interés de Smith en la astronomía, por lo que Newton se consideró una fuerte influencia en su pensamiento. En consecuencia, este considera que así como existe una ley gravitacional en la tierra, entre los hombres existe una ley que nos atrae como comunidad, esto lo ve como una tendencia innata, dejando atrás las posturas hobbesianas y de Mandeville, para creer que el hombre está en la procura de hacer el bien y poseído por una virtud a la que denomina simpatía. A cerca de esta última podría afirmarse que para Smith es un sentimiento híbrido entre generosidad y cierta subjetividad derivada del egoísmo, que implica condolerse con los infortunios ajenos y con las dichas del otro.

No obstante, un tema que generaba gran preocupación y que Adam luego se encargaría de solucionar sería lo concerniente al origen de las riquezas. Si bien una de las teorías más aceptadas era la que se proponía desde la fisiocracia en la que todo se concentraba en las labores agrícolas, Smith sabía que con el inicio de la era de las máquinas y de la industrialización se avecinaba un cambio significativo; todo trabajo o esfuerzo implicado en la manufactura o cuidado de los campos, repercutiría en un aumento de la producción y, por ende, en mayor riqueza, por lo que este sería la única fuente de capital.
Dicho hasta aquí, se ha realizado una breve exposición de los aspectos tratados por Montalvo de la obra de Smith, los cuales él resalta como los principales aportes que este le ha realizado a la economía. Al respecto, sería interesante analizar las ventajas y desventajas que le ha ofrecido al mundo estos postulados que desde el siglo XVIII han imperado en la dinámica del mercado.

Sobre la división del trabajo y su promesa de riqueza
 Al respecto, Smith advierte la importancia de la división del trabajo para que al reemplazar la mano del hombre con las máquinas, se puedan desplazar estos trabajadores a nuevas áreas productivas en donde también ayuden al aumento de las ganancias, pero para el desarrollo del capitalismo es necesaria la división del trabajo, aunque esto dependa de la extensión del mercado.  

Sera más fácil comprender las consecuencias de  la división del trabajo en la actividad global de  la sociedad si se observa la forma en que opera en algunas  manufacturas concretas. La división del trabajo  ocasiona en cada  actividad, en la medida en que pueda ser  introducida, un incremento proporcional en la capacidad productiva del trabajo. Este gran incremento en la  labor que  un mismo número de personas pueden realizar como consecuencia de  la división  del trabajo  se debe a tres circunstancias diferentes; primero al aumento en la destreza de todo trabajador individual; segundo,  al ahorro de tiempo que normalmente se  pierde al pasar de un tipo  de tarea a otro; y tercero, a  la invención de un gran número de maquinas que facilitan y abrevian la labor,  y permiten que  un hombre haga  el trabajo  de muchos.

El poder intercambiar el excedente del producto del propio trabajo con aquellas partes del producto del trabajo de otros hombres que le resulta necesarias, estimula a cada hombre a dedicarse a una ocupación particular, y a cultivar y perfeccionar todo talento o dotes que pueda tener para ese quehacer en particular.
Entre los seres humanos hasta los talentos más dispares son útiles; los distintos productos de sus respectivas habilidades,  al trocar, permutar e intercambiar, confluyen por así decirlo en un fondo común en el cual cada persona puede comprar cualquier parte que necesite del producto, del talento de otras personas.
No obstante, la división  del trabajo  también cuenta con sus propias limitantes como lo es por la extensión del mercado. Cuando este es muy pequeño, ninguna persona tendrá el  estímulo para dedicarse completamente a una sola ocupación, por falta de capacidad para intercambiar el excedente del producto de su propio trabajo.
Si solo fuera posible el transporte terrestre entre dos lugares, no sería posible transportar otras mercancías que aquellas cuyo precio fuera muy elevado en relación a su peso, no podrías haber sino una pequeña proporción del comercio que actualmente existe, y consiguientemente sólo una pequeña parte del estimulo que hoy cada ciudad ofrece a las actividades de otra. Dadas las ventajas del transporte, es natural los primeros progresos en las artes y la industria donde el mundo es abierto por facilidad para  la producción de toda suerte de trabajo.  Siempre se  extiende mucho después a las regiones interiores del país. La extensión de su mercado se mantendrá durante mucho tiempo en proporción a la riqueza del país y en consecuencia su progreso será posterior al del país.

Del origen y uso  del dinero
Una vez que la división  del trabajo se ha establecido y afianzado, cada hombre vive gracias  al intercambio y la sociedad misma llega a ser una verdadera sociedad mercantil, y así se esfuerza naturalmente por manejar sus actividades, de tal manera  de disponer en todo momento de los productos específicos de sus propio trabajo, cierta cantidad de alguna o algunas mercancías que en su opinión pocos rehusarían aceptar a cambio del producto de sus labores respectivas.
Fue así como paulatinamente el hombre inició la satisfacción de necesidades mediante la obtención de un producto ajeno por medio de trueques. Se convierte en mercader, y la sociedad, en una organización de tipo comercial. Empezaron a aparecer desajustes entre lo producido por cada uno y lo necesitado y existía la posibilidad de que el canje no fuera posible, y el hombre para evitar estos inconvenientes, trato de negociar para disponer los productos deseados. Se utilizaban productos como el ganado, la sal, el tabaco, el azúcar, etc.

Sin embargo, en todos los países, los hombres parecían haber sido impulsados por razones irresistibles a preferir, para este objetivo, a los productos relacionados con la metalurgia, por encima de cualquier otra mercancía, por su facilidad de ser conservado bajo menor pérdida que cualquier  otra cosa, puesto que casi no hay nada menos perecedero que ellos, sino  que además pueden ser , y sin pérdida, divididos en un número  indeterminado  de  partes; una partes que también pueden fundirse de  nuevo en una sola pieza. Ninguna otra mercancía igualmente durable  posee esta cualidad, que más que ninguna otra vuelve a los metales particularmente adecuados para ser  instrumento del  comercio y circulación.
Eso llevó al direccionamiento de la actividad económica del hombre hacia la sobreexplotación de los recursos naturales, pues en la medida en que los aprovecharan, estos iban a garantizar interesantes ganancias para la nación. No obstante, hoy en día, es visible como tal medida ha llevado al hombre a su propia ruina, no solo porque estos son perecederos, sino también porque han arruinado el medio ambiente. De una división del trabajo que prometía riquezas con la explotación, se ha llegado a una sociedad mercantil que arruina el lugar que habita.

Del precio real y nominal de las mercancías, o de su precio en trabajo y su precio en moneda
Toda persona es rica o pobre según el grado en que pueda disfrutar las cosas necesarias, convenientes y agradables de la vida. Pero una vez que la visión del trabajo se haya consolidado, el propio trabajo del hombre no podrá proporcionarle más que una proporción insignificante de esas tres cosas. La mayoría de ellas deberá obtenerlas del trabajo de otros hombres, y será por tanto rico o pobre según sea la cantidad, el  valor de cualquier mercancía, zona que la posee y que no pretende usarla o consumirla sino intercambiarla por otras, es igual a la cantidad de trabajo, la cual es medida real del valor de cambio de todas las mercancías. El precio real es el esfuerzo y la fatiga que su adquisición supone. Cada cosa de verdad vale para el hombre que la ha adquirido y que pretende despejarse de ella o cambiarla por otra cosa, es el  esfuerzo y la fatiga que se puede ahorrar y que puede imponer sobre otras cosas, es poder de compre, un cierto mando sobre el trabajo, sobre el producto del trabajo que se halle en el mercado. El valor de cambio de cualquier cosa debe ser siempre exactamente  igual a la extensión de este poder que confiere al propietario.
Además, cada mercancía se intercambia, y por lo tanto se compara, mas habitualmente con otras mercancías que con trabajos. Es por lo tanto más natural estimar su valor de cambio mediante la cantidad no de trabajo sino de alguna otra mercancía que puede comprar. Asimismo, la mayoría de valores de cambio de toda mercancía es habitualmente estimada según la cantidad de dinero que se obtiene por ella cantidad de trabajo o de alguna u otra a cambio de ella, es lo que ella.  Es lo que es difícil de conseguir, o lo que cuesta mucho trabajo adquirir, y lo barato es trabajo exclusivamente, entonces al no variar nunca su propio valor, y lo barato es lo que se obtiene fácilmente con muy poco trabajo. El trabajo exclusivamente, entonces al no variar nunca en su propio valor, es el patrón autentico y definitivo mediante el cual se puede estimar y comprar el valor de todas las mercancías en todo el tiempo  y lugar. Es su precio real; y el dinero es tan solo su precio nominal. Su precio real consiste en la cantidad de cosas necesarias y cómodas para la vida que se dan a cambio de él, su  precio nominal, en la cantidad de dinero. el trabajador es rico o pobre , es remunerado bien o mal , no en proporción al precio nominal de su trabajo,  sino al precio real .

En síntesis, Montalvo brinda un interesante recorrido sobre la obra de Smith, que si bien fue pensada para beneficiar al patrón y no al trabajador, sus propuestas económicas se cimentan hoy día como la base del capitalismo. En esta debe entenderse como una vez instalada la división del trabajo, es poco lo que el hombre puede lograr por sí solo, y dependerá de otras personas para obtener otros bienes y será en la medida de esas necesidades económicas que el hombre establecerá sus relaciones sociales.